En la isla de Chiloé, la joven historiadora Floreana llega a un refugio singular donde confluyen mujeres que intentan recomponer sus vidas. En El albergue de las mujeres tristes, la narración de Marcela Serrano despliega los paisajes del sur profundo chileno y traza personajes femeninos que confrontan el dolor del desamor y la exigencia de recuperar su autonomía.
Por primera vez la autora incorpora la mirada masculina a través del médico del pueblo, un santiaguino autoexiliado que arrastra sus propias heridas y aporta una voz que complejiza la lectura del desencuentro. Ambivalentes en el sexo, vacilantes en el compromiso amoroso y temerosos ante la autonomía femenina, los hombres de esta novela ayudan a revelar las tensiones sociales y personales que alimentan el «mal femenino» de fin de siglo, mientras la prosa de Serrano combina sutileza psicológica y contundencia descriptiva para explorar memoria, pérdida y posibilidad de reparación.