Dispara, yo ya estoy muerto

Ambientada a finales del siglo XIX, la novela reconstruye la huida de los Zucker ante la persecución y su llegada a la Tierra Prometida, donde Samuel Zucker compra las tierras de los Ziad y establece una amistad con Ahmed que perdurará a través de generaciones; en sus páginas Dispara, yo ya estoy muerto despliega un relato de encuentros y conflictos que atraviesan diferencias religiosas y políticas. Firmada por Julia Navarro, la obra combina la amplitud histórica con la intimidad de personajes que deben decidir entre sobrevivir, resistir o tomar las riendas de su destino.

La trama entreteje amenazas, sed de venganza y pasiones desatadas para conformar un mosaico de traiciones, sufrimientos y amores posibles e imposibles. A partir de relaciones familiares que se prolongan en el tiempo, la narrativa examina cómo los actos individuales repercuten en generaciones enteras y cómo la convivencia se ve moldeada por la intolerancia y la memoria colectiva.

Con una prosa intensa y conmovedora, la novela propone una crónica humana de dos sagas familiares que no solo retrata la gran aventura de vivir en un territorio marcado por la discordia, sino que también ofrece un análisis profundo de la responsabilidad personal y las consecuencias de las decisiones tomadas bajo presión histórica.