En un regreso al hogar que combina ternura y amenaza, De pronto oigo la voz del agua propone una lectura envolvente sobre los límites entre recuerdo y traición. Dos hermanos vuelven al lugar de la infancia, y allí los destellos de felicidad conviven con imágenes cargadas de oscuridad: el tacto delicado del lino frente al tumulto que siguió al ataque con gas sarín, los silencios familiares contrapuestos al persistente zumbido de los insectos de montaña. Esta trama íntima y precisa se presenta con una escritura que privilegia los matices sensoriales y la ambigüedad moral.
La narrativa de Hiromi Kawakami recupera, tras la tragedia del terremoto y el tsunami de 2011, un mundo frágil y sensual donde los recuerdos luminosos y los que irrumpen en sombras se entretejen hasta revelar secretos largamente contenidos. La novela explora con sutileza las contradicciones del deseo de vivir después de la catástrofe, ofreciendo una prosa contenida que intensifica el suspense emocional y la compasión hacia personajes complejos.