En una reflexión sobre la lectura como dispositivo para dar sentido a la existencia, Vidal Escabia reúne setenta y un libros en un cuarto oscuro para construir un canon desplazado, intempestivo e inactual; esta propuesta es el eje de Canon de cámara oscura, obra de Enrique Vila-Matas, que transforma la selección azarosa de fragmentos en un mecanismo narrativo capaz de alterar la vida del narrador y su escritura.
La novela explora la delgada línea entre ficción y realidad: cada mañana un volumen al azar sale a la luz y, con él, una pieza destinada al canon que repercute en el presente del protagonista. A partir de esa premisa se despliegan interrogantes sobre la identidad —¿es el narrador un androide, un denver-7 infiltrado o un hombre que busca coherencia ante el amor desorbitado por su hija ausente?— y se articula una escritura que combina ironía erudita, melancolía y una mirada crítica sobre los cánones oficiales. El resultado es una obra que interroga la función del canon literario y reivindica la lectura como acto vital y mutable.