En una prosa aforística que evoca el alba, Aurora ofrece una provocadora reflexión sobre los prejuicios morales y la necesidad de reexaminar lo que se considera bueno y malo. En 575 fragmentos de tono íntimo, sereno y luminoso, la obra inaugura la filosofía de la modernidad mediante aforismos que invitan a una inversión de valores y anticipan desarrollos posteriores en la crítica moral.
Firmado por Friedrich Nietzsche, el texto combina incisividad y sensibilidad: se percibe una campaña intelectual que busca liberar lo proscrito sin recurrir a la estridencia. Como señala la introducción de Ovejero, Nietzsche consideró la obra «un libro definitivo, en el cual no podía pensar sin gran emoción. Con él daba principio a su campaña contra la moral. Sin embargo, no había querido impregnarle del olor de la pólvora. Lo consideraba, en cambio, como lleno de aromas marinos y poseídos de la suave emoción de un amanecer. Hace resaltar su carácter positivo afirmativo. Llama la atención sobre lo que tiene de luminoso, de amante, de tierno, de liberador de todo lo que hasta entonces había estado aherrojado, proscrito, infamado».