Ambientada en la isla de Skye, en las Hébridas, la novela explora la memoria y la vida familiar a través de la mirada interior que caracteriza a Al Faro, obra de Virginia Woolf. El relato parte de una excursión para visitar un faro y se convierte en una indagación sutil sobre los veranos en la costa de Cornualles y la figura de la madre, articulando recuerdos, pensamientos y emociones en una prosa que combina exactitud psicológica y musicalidad.
La novela plantea la inexorabilidad del paso del tiempo y la tensión entre «orden y caos», mostrando cómo las certezas familiares se disuelven en corrientes de conciencia que revelan contradicciones y afectos no manifestados. Lejos de una trama convencional, Al Faro ofrece una estructura donde la reflexión subjetiva es el material principal, exponiendo la intensidad de lo cotidiano y la riqueza de las percepciones interiores en una escritura exigente y luminosa.