La novela traza el itinerario de una joven que debe dejar atrás Río de Janeiro para instalarse en Denver tras la muerte de su madre; en ese tránsito se despliegan memorias, ausencias y la búsqueda de un padre ausente. En Azul cuervo, Vanja, con trece años, se enfrenta a un universo donde el exilio y las huellas de la militancia moldean los afectos y las decisiones, y la prosa de Adriana Lisboa dosifica con precisión el ritmo, el color y la emoción.
Fernando, el hombre que la recibe, encarna el pasado de utopías y derrotas políticas, y su cotidianeidad en el exilio constituye un reservorio de memoria que va revelando vidas cruzadas: amistades, amores anteriores, familias fragmentadas. Con una capacidad singular para hilvanar en pocas páginas historias diversas y tensas, Azul cuervo ofrece una lectura que explora el desarraigo, la construcción de la identidad y las pequeñas sorpresas que resignifican el dolor y la pertenencia.